sábado, 4 de abril de 2009

Jerusalem hace 1976 años, como hoy


Colaboración de Isidoro Candel:

Es verdad que las circunstancias cambian y nosotros también, pero da la sensación de que la rutina y la monotonía ahogan nuestra vida y nos impulsan a un hastío y a un aburguesamiento nada beneficiosos. Tal vez sean éstos unos días adecuados para reflexionar (sea uno cristiano o no) sobre los acontecimientos acaecidos hace dos mil años: un hombre maltratado y ultrajado, que calla majestuosamente ante sus acusadores (Iesus autem tacebat); un hombre abandonado por sus amigos y seguidores, a los que tanto había ayudado; un Dios que perdona a los que le acusan, calumnian y crucifican; un hombre-Dios que siente la angustia y la soledad de la muerte inminente; un juez injusto, precursor del relativismo, que condena al reo, aun a sabiendas de que no ha hecho nada merecedor del castigo; un hombre-Dios que abre las puertas del cielo a un ladrón arrepentido, que roba su corazón en el último instante; unas personas, Nicodemo y José de Arimatea, que ocultan públicamente su condición de discípulos del Maestro, pero que dan la cara cuando todos huyen y ofrecen a Jesús lo que tenían (sepulcro, sudario, aromas, influencias…); una Madre desconsolada con su Hijo muerto en brazos; y finalmente, un hombre-Dios que resucita venciendo a la muerte para darnos vida a todos. Misterio, sufrimiento humano, sentido de la vida, servicio a los demás, redención, amistad, lealtad… Interesantes motivos para “meterse” en la Pasión de Cristo, aunque sea de romano.

Felices Pascuas a todos.


4 comentarios:

  1. La Semana Santa como la Navidad son buenos tiempos de epifanías para toda la humanidad.
    Pero considero en mi humilde opinión, que algún día habremos de despertarnos cansados de tanto adorar al galileo universal, al dedo que señala el Cielo, y ponernos a mirar seriamente hacia dónde apuntaba el dedo.
    Jesús dejó de ser hombre, persona identitaria, y cuando "él desapareció" nació el Cristo, y ese Cristo habló de su experiencia anuladora intentando, supongo, marcar un camino a todos los humanos, una vía para la paz y el regocijo interior.Pero mucho me temo que nos hemos quedado solamente con el mensajero, haciendo caso omiso a su mensaje de liberación.
    Saludos cordiales.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu atención PL.
    No termino de entender lo que quieres decir, ya verdad es que tampoco soy muy "espabilao".
    Un abrazo fraterno.

    ResponderEliminar
  3. No me hagas mucho caso, amigo. Yo a veces tampoco me entiendo a mí mismo; pero me da en toa la nariz, permítaseme la expresión, que el meollo del mensaje crístico está entoavía casi sin desvelar visto lo visto en estos 2000 años de cristianismo.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. No señalo el autor del texto siguiente para no influir su lectura. Pero si se me solicita lo haré con gusto.
    "¿Está o no el Señor en medio de nosotros?. Se trata de someter a Dios a una prueba, del mismo modo que se prueba un mercancía. Debe someterse a las condiciones que nosotros consideramos necesarias para llegar a una certeza. Esta arrogancia de laboratorio no puede encontrar a Dios, pues nos ponemos encima de Él. Porque dejamos de lado toda dimensión de amor, de escucha interior, y sólo reconocemos lo que se puede experimentar. Quien piensa de este modo se convierte a sí mismo en Dios.

    ResponderEliminar