lunes, 7 de octubre de 2013

En la sanidad no cesan de haber santos

Cedo la Plaza Mayor Horrido para un profesional de la medicina que denuncia cosas que merecen la pena
. CARTA ABIERTA A LA CONSEJERA DE SANIDAD
 En primer lugar me voy a presentar. Me llamo Juan B. Calero del Castillo (la B. es por el padre de mi abuela paterna que se llamaba “Batiste (Bautista)” y era de Alcoy, pero creo que ahora es de “borrego”). Soy Jefe de Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario de Santa Lucia, y anteriormente del hospital Santa María del Rosell, desde hace casi 24 años, entonces yo andaba por los 37 años. Yo soy uno de aquellos niños que soñaba con ser médico-operador, eso que entonces se llamaba vocación, adquirida en mi infancia mientras observaba, detrás de la puerta, a mi padrino, pediatra, cómo pasaba consulta en su casa allá por los años cincuenta y tantos del pasado siglo. No vengo de una familia de médicos y lo único que mi padre me dejó fue un ejemplo de persona y la carrera de medicina. He peleado toda mi vida por ser un buen profesional y una persona correcta como mi padre me enseñó. Vosotros me juzgaréis si he conseguido lo uno y lo otro. Pero como dice el enunciado, esta carta va dirigida a la Consejera de Sanidad y a todos los que están bajo sus faldas políticas. En mis treinta y seis años de ejercicio de la medicina, y de los treinta y cinco dedicados a la otorrinolaringología, han sido muchos los amigos, compañeros y pacientes que han sido un estímulo en mi trabajo diario, empezando por mi maestro el Profesor Agustín del Cañizo y terminando por todos los facultativos, residentes, enfermeras, auxiliares y administrativa que forman el actual servicio de O.R.L. del hospital Santa Lucía. A todos ellos mi agradecimiento. Después de tantos años nadie ha conseguido hacerme más daño como médico y como persona dentro de un hospital como el último gerente del hospital de Santa Lucía y su equipo directivo, posiblemente disculpados por su mala influencia. Han conseguido que pierda la ilusión. Y en este lote le incluyo a usted, señora, por no saber manejar una situación comprometida como la ocurrida en nuestro hospital en los últimos días. Lo único que honra al Sr. Guirao es su dimisión ante la falta de confianza de la mayoría, que no todos, de los jefes de servicio. Pero entonces entra usted, y por boca de su gerente en funciones, descargan su furia sobre el más débil, de una forma totalmente deshonesta dejando a los jefes de servicio que nos reunimos con él, y al que dimos un voto de confianza, como vulgarmente se dice, “con el culo al aire” (fin de la cita). Esta es la forma de actuar de un político que no mira más allá del sillón que le mantiene. Sin embargo nosotros, los médicos nos partimos todos los días el pecho por nuestros pacientes a pesar de las zancadillas que ustedes, los políticos, nos ponen cada día. Usted no se ha encontrado en su vida con un niño que acaba de nacer y no respira. Usted no sabe que es el estrés de una vena yugular que revienta. Y ya no le digo nada el estrés diario de los médicos de urgencias, sí señora mía, como los de la puerta del hospital Santa Lucía, a los que usted y su equipo del S.M.S. ha vapuleado de la forma más ruin. Ya sé que esta carta me puede llevar a un expediente disciplinario, pues ánimo, adelante, ya no me pueden hacer más daño, pues el daño moral es la herida que tarda más en cicatrizar
.Y como terminaban formularios en otros tiempos, le guarde Dios muchos años.
Juan Bautista Calero del Castillo. Médico a los 23 años. Especialista de Otorrinolaringología a los 29 años, en propiedad. Jefe de Sección de Otorrinolaringología a los 31 años, en propiedad. Jefe de Servicio de Otorrinolaringología a los 37 años, en propiedad a los 49 años.
Desilusionado a los 61 años. 
N.I.F.: 21.373.44.A.  Colegiado por Murcia nº 3003746.

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